
EL GATO Y EL ELEFANTE
Si el vacío que deja un ser cuando emprende su último viaje fuera proporcional a su tamaño, no estaría escribiendo estas letras.
Este sencillo cuento no tiene otra pretensión que la de ofrecer algo de consuelo a los amantes de los animales que han perdido a su querida mascota y en especial a Argiñe, quien hace años enviudó y, actualmente, se ha visto privada de la compañía de su gato Iru.

Argiñe, gracias por cuidarme y por enseñarme lo que es el amor.
Iru no sabía como había llegado hasta allí, pero se sentía bien, tenía libertad para corretear, lugares donde esconderse, árboles a los que trepar y más comida y agua de la que nunca imaginó.
Solo un recuerdo lo afligía: la imagen de un ángel sin alas, con cuerpo y rostro humano. En esos momentos lo envolvía la melancolía y el pequeño felino, ávido de ternura, se convertía en un animalito amoroso y retozón.
Nuestro amigo encontraba muy hermoso todo lo que le rodeaba, pero sentía que le faltaba algo y tenía que acostumbrarse a la nueva situación. Como era un animal astuto pronto comprendió que en aquel lugar, como en todos los demás, había seres más fieros y otros con un nivel de evolución mayor. Sin perder tiempo buscó a Jumbo, un gran elefante que ejercía de consejero.
Iru le explicó su pequeño problema y el paquidermo, delicadamente, lo acercó con su trompa y le dijo:
Pequeño, ahora estás en el cielo de los animales, has pasado a otra dimensión y los recuerdos que tienes corresponden a tu etapa de mascota. Ese ángel sin alas que recuerdas es tu protectora y amiga, la persona con quien viviste y quien te cuidó y amó. Su nombre significa luz y has sido muy afortunado de poder compartir tu vida con ella. Aquí hay muchos que fueron maltratados y abandonados.
Nuestro amigo, que era un gato evolucionado, dentro de lo que se puede esperar de un animal, preguntó:
—Jumbo, ¿podría hacer algo por mi amita Argiñe y por los animales maltratados?
—¡Claro que puedes! piensa en tu amiga y hazle llegar un mensaje telepático.
—¿Cómo se hace eso?
—Es fácil, solo tienes que decirle desde el corazón, que estás bien, que sientes haberla dejado sola, que la recuerdas, que le agradeces todo el cariño que te dio, pero que, como ella ya sabe, todo tiene un inicio y un final.
—Gracias, amigo elefante, así lo haré y ¿qué puedo hacer por los que nunca fueron amados?
—Comparte tus juegos con ellos y con tu forma de hacer les enseñarás. Los animales que conviven con buenas personas aprenden de ellas cualidades que los otros desconocen.
Iru agradeció al elefante sus palabras y marchó con dos ideas muy claras: Mandarle un mensaje a su amita y compartir el amor que ella le dio con los animales que lo necesitaran.
Cuando encontró un lugar adecuado, se acurrucó y, desde su pequeño gran corazón, le envió amor y le dijo todas las cosas bonitas que no pudo expresarle cuando estaba con ella; después, dejó volar el mensaje deseando que llegara pronto a Argiñe y pudiera calmar el dolor que sentía su corazón.
***
Muchas veces me he preguntado, cómo es posible que los animales sean capaces de robarnos el corazón sin palabras, sin promesas ni regalos y he llegado a la conclusión, tal vez equivocada, de que es porque de ellos nunca esperamos nada y esto hace que no nos puedan defraudar. Un lametazo, un arrumaco, una mirada inocente y transparente abre en nosotros un manantial de ternura y amor.
Entiendo la terapia asistida con animales…
La foto del gato y el elefante está sacada de Internet y la otra es una foto de Iru, el protagonista de este sencillo cuento.
Deseo que os guste.
Una historia realmente bella y enternecedora, Ana. No tengo mascotas pero entiendo que ellos tienen la capacidad de amar y sentir y lo demuestran con su entrañable fidelidad, cada especie a su manera.
Me ha encantado. Abrazos.
Hola, Marina.
Me alegra que te haya gustado. Espero que Argiñe la pueda leer y, aunque tal vez se emocione, llegue a comprender que el vacío que ahora siente ha merecido la pena.
Mil gracias por leer, comentar y compartir.
Abrazos
Hola,gracias por esté mensaje tan bonito que me manda mi gran amor IRU porque para mí ha sido todo durante el tiempo que vivimos juntos
Comíamos juntos, dormíamos en la misma cama y era un animal especial, más bueno no creo que pueda haber otro y ahora me siento muy sola
Buenos días, Argiñe.
Me acuerdo muchas veces de ti, sobre todo cuando veo a Luna durmiendo en el regazo de mi madre o en el mío, porque también es siamesa como IRU. Son unos animales muy inteligentes y cariñosos, pese a lo que muchos puedan pensar.
Hace un tiempo, en la peluquería conocí a una señora que lloraba por la muerte de su perrito. Estuve hablando con ella y le hice ver la suerte que había tenido de compartir su vida con un animal tan especial y le insinué que cuando hubiera hecho el duelo, tal vez, podría compartir su amor con otra mascota. Me miró sorprendida y aunque en aquel momento no se lo podía ni imaginar, un tiempo más tarde la peluquera me dijo que la señora había vuelto a adoptar. Me alegré por ella y por el animal.
Tú decides, Argiñe, pero toda esa ternura que hay dentro de tí seguro que le ayudaría a algún otro gatito y él te podría ofrecer sus arrumacos y su compañía. Solo es una sugerencia. ¡Ánimo! Si puedo ayudarte en algo, ya sabes donde encontrarme.
Te mando un abrazo.
Gracias por tus palabras pero yo con mis años no me siento con fuerzas como para traer otro animalito porque pienso que si me pasa algo tengo que dejar abandonado y eso me produce más dolor
Ahora yo también tengo que aprender a vivir sola el tiempo que dios quiera
Hola de nuevo, Argiñe.
Lo que tú decidas es muy respetable, pero deja pasar el tiempo y, tal vez, cambies de parecer.No te cierres a ninguna oportunidad.
Aprender a vivir sola es un reto muy importante y, cuando se consigue, la soledad se convierte en una compañera y amiga. ¡Ánimo! pasito a pasito.
Un abrazo.
Apreciada Ana:
Es enriquecedor que existan personas como tú, por tu amor desinteresado a todos los animales. Y es que ellos estaban ahí para darnos compañía, acompañarnos en momentos de desaliento. Nos dan mimos, juegan con nosotros, y es un amor tan bello que todos los que tenemos mascotas entendemos el dolor de Arguiñe. Diría que Iru, su mascota fiel, se ha ido al cielo de los gatos, y desde algún lugar observa y protege a su dueña.
Ana Gracias por escribir este relato lleno de sensibilidad y amor por nuestros animales que nos ofrecen lo mejor de sí mismos. Un abrazo literario. Lola
Gracias, Lola, por estar siempre ahí para leer y comentar.
Espero que le guste también a Argiñe.
Un abrazo muy fuerte.
¡ Que relato más bonito y más tierno! Yo no tengo mascotas pero me gustan mucho los animales y conozco a varias personas que si las tienen y siempre escucho lo mismo: son tan inteligentes que solo les falta hablar y también lo que tú dices en tu relato, que el amor de los animales es desinteresado, ellos no te piden nada a cambio. Hacen mucha compañia a las personas y son tan útiles para éstas que se utilizan en terapias para niños con diferentes problemas y también para adultos en situaciones de depresión (sin olvidar el gran trabajo que hacen los perros guía de las personas invidentes). Cuando yo era pequeña en casa teníamos gatos y cuando moría alguno lloraba desconsoladamente. Ya de adulta he visto llorar a mis amigas ante la pérdida de su mascota y entiendo lo que sienten. Se hacen querer tanto que se convierten en un miembro más de la familia.
Me alegra mucho tu visita, Rosa y agradezco tu comentario.
Decimos que solo les falta hablar. pero en realidad ellos se comunican, lo que ocurre que no los entendemos nosotros. Nada que ver el sonido de cuando quieren algo, con el que emiten cuando vienen a restregarse por las piernas o cuando Luna viene a buscarme donde estoy. Ya sé que puede parecer imposible, pero no lo es. Yo también he llorado de niña por las mascotas y de mayor cuando marchó Rex, el perrito de mi sobrina y lloraré sin duda alguna si se va Sol o Luna antes que yo.
Un fuerte abrazo,
Es muy tierna, supongo que los que vivimos con animales y hemos perdido alguno es especialmente tierna
Gracias, Isabel, intuía que te gustaría.
Un fuerte abrazo
Un bello relato basado en un hecho real y narrado como un cuento, que nos recuerda lo que los amantes de los animales ya sabemos: que nuestras mascotas no son un simple ser vivo, que nuestro perro o gato no es un simple animal de cuatro patas. Son mucho más que eso, son parte de nosostros y de nuestra familia y que para muchas personas han sido su salvación, el compañero que ha desterrado su tristeza y soledad. Muchos animales son una fuente de salud física y mental. Por eso y por muchas más cosas debemos amarlos y protegerlos.
Un abrazo.
Hola, Josep Mª.
Sabía que si leías el escrito te gustaría. Estoy totalmente de acuerdo contigo.
Una vez más, gracias por tu tiempo y por tus palabras.
Tu relato Ana, me conmovió y también me hizo bien el pensar en que era posible un cielo y un diálogo así.
La muerte de mi gatita Lady fue todo un cimbronazo para mí por varias circunstancias. Hoy en día adopté cuatro gatitos que son la alegría de mi vida. Te conozco gracias a la labor maravillosa de Lola.
Un abrazo de afinidad.
Delia
Hola, Delia. ¡Cómo me alegra tu visita…!
La verdad es que salió, casi sin pensar, un cuento basado en una historia real. No imaginaba que tendría tantas visitas. Eso significa que hay muchas personas que han pasado por situaciones similares.
Me alegra mucho que hayas vuelto a adoptar gatitos. Nosotras les ayudamos a ellos y ellos a nosotras.
Tanto a ti, como a Argine os he conocido gracias a la labor de Lola y en base a un relato. Ha sido un placer.
Muchas gracias, Delia y un fuerte abrazo.
Preciosa historia⚘🐾❤
Gracias, Helena, por tu visita y tu comentario.
Me alegra que te haya gustado.
Saludos.
Hola Ana, tierno relato, yo no he tenido mascotas, pero si he convivido y cuidado a la gata que tenían mis nietos cuando marchaban algunos días y sentí mucha pena cuando nos dejó y cuando le hablo a mi nieto de seis años de ella se nos llenan los ojos de lágrimas, un beso
Hola, Olimpia.
Me alegra que te haya gustado. Realmente se les llega a querer mucho más de lo que nos podemos imaginar antes de tenerlos.
Gracias por tu visita y tu comentario.
Un abrazo
Cuánta ternura y cuánto amor por los animales desprende este relato, Ana. Yo pienso, más bien, que los queremos tanto porque ellos nos quieren de manerar incondicional. En concreto los gatos tú y yo sabemos que la mayor parte del tiempo van a lo suyo, pero siempre están dejando muestras de que en el fondo nos adoran. Pureza.
Un fuerte abrazo.
Alma, gracias por tu visita y tu comentario.
Sabía que te gustaría y por eso te avisé. Es bonito habernos conocido por la escritura y descubrir que tenemos más cosas en común.
Un abrazo muy fuerte.
Un cuento precioso. Muy tierno y conmovedor.
Hola, Marta.
Sí, creo que es muy tierno y salió solito, sin pensar, como si me lo estuviese dictando el gatito Iru.
Un abrazo muy fuerte y muchas gracias.
HOLA ANA. Cuando tenga un rato tranquilo, leeré tus relatos. El blog, a veces lo cierro cuando sopla fuerte el cierzo, pero añadiré tu dirección al blog para que aun con la puerta cerrada, puedas entrar por la gatera. salu2 y gracias por visitarme.
Hola, Amilcar.
Todo un placer tu visita. En cuanto pueda te mando mi dirección para que me permitas entrar en tu blog, aunque sea por el hueco que entran los gatos. Jeje
Gracias por pasarte y comentar. Deseo que te haya gustado.
Un abrazo
Ana, creo que para hacerte lectora es necesaria una dirección de correo electrónico. Si me la envías, te incluiré. La dirección del blog, no la admite, necesita la @
Hecho. Buenas noches y gracias.
Hola Ana
Cuando nuestro gato Rocki nos dejó, de golpe, juré que nunca más tendría otra mascota en casa.
Y mira ahora!!!!!
Cuando mi hija me trajo a mis dos pequeñajos, la quise matar, y ahora estamos otra vez “enganchados” y encantados.
Un beso , y para Arguiñe, un abrazo.
Gracias, Amalia. Así es tienen algo que “engancha”, además de muchos pelos.Jeje.
Un abrazo muy fuerte y mis mejores deseos. Un besito a tu mami.
Si entras en Facebook, te encuentras con algún pequeño relato mío y te gusta dale un toquecito. Graciassss!
No sabes cuanto me alegro de leer tu bello relato que yo, habiendo “perdido” que no tal, a DOLÇA entiendo perfectamente lo que cuentas y puedo creer que es verdad. A ellos se les ama por su inocencia de ser y ellos corresponde con amor incondicional. Estoy segura que allá adonde van es el mismo lugar al que van los humanos,. Y si, me es fácil también creer que ellos desde su nuevo hogar nos envían amor, mensaje… y están de alguna forma con quienes les amaron, o no, en la tierra. DOLÇA siempre está en mi corazón jamás se ha marchado excepto físicamente.
Muchas gracias, Ana.
verdadero placer sentirme identificada con tu escrito.
Un fuerte abrazo!!
Gracias, Mila.
Temía no ser oportuna al dejarte el regalito, pero al parecer te gustó, cosa que me alegra.
Un fuerte abrazo.