
LA MODELO
LA MODELO
La fotografía inunda los periódicos del kiosco de la esquina; podría decirse que estabas esperando mi llegada.
Las palabras que acompañan a tu imagen consiguen dar una vuelta de tuerca más a mi asombro: “El valioso cuadro “La modelo” ha sido donado a un conocido Centro Terapeútico de Rehabilitación de mujeres, por el famoso pintor X.L. “
Sin poderlo evitar he recordado aquel instante, aquel hecho inesperado que fragmentó mi vida.
¿Lo recuerdas? Admirabas mi joven y delicada figura con una actitud serena que nada hacía presagiar que tus instintos serían despertados por aquellos rugidos que trajo la tormenta. ¿O no fueron los truenos y era una práctica cotidiana que yo desconocía?
En cualquier caso, dejaste el pincel y la paleta repleta de colores y te acercaste a mí. Tus ojos se tornaron vidriosos y cambiaron de color. Yo me iniciaba como modelo de maestros de la pintura y quedé obnubilada por tu reacción.
La tormenta aumentaba en intensidad, mientras tus manos descubrían mi virginal cuerpo arrancando la poca ropa que lo cubría.
Nunca he podido olvidar aquel instante, ¿lo has olvidado tú?
Me resistí a tus pretensiones con palabras que apenas salían de mi garganta; mis manos no conseguían detener las tuyas, pero en un instante de desesperación mis dedos alcanzaron una pequeña figura que adornaba tu estudio y la descargué con fuerza sobre tu frente.
Salí tan pronto como pude, tras cubrirme con una túnica. No me importó ver la sangre resbalando por tu cara, yo llevaba el cuerpo lacerado y el alma desgarrada.
Durante un tiempo una densa bruma me rodeó confundiendo ideas e ideales, no obstante, era consciente de que no podía elegir otro mundo y debía encontrar en éste mi forma de ser y de avanzar con dignidad.
El temor me invadía por todos los rincones, pero no era cobardía lo que sentía, sino una gran impotencia por no poder gritar tu nombre y descubrir el lado más oscuro de tu persona.
¿Que cómo conseguí encontrar el valor necesario para dejar atrás las tinieblas y caminar de nuevo en la luz? Te confesaré que no cesé de buscar el antídoto a mis pesares y, finalmente, el perdón hizo posible el milagro.
Descubro en la imagen que ya no tienes el cabello negro azabache, al tiempo que percibo una cicatriz en tu frente.
Tras estos momentos de amargos recuerdos, me centro en la parte positiva de la noticia. Has sido capaz de terminar el cuadro y de donarlo a un centro de rehabilitación de mujeres. ¿Es la forma de reconocer tu pecado y pedir perdón, no solo a mí, sino a todas las mujeres a las que, sin duda, mancillaste?. Si es así, te hago saber que la mujer que hay en mí ya te perdonó para poder sobrevivir y de no haberlo hecho antes, tal vez lo hiciera ahora porque, ¿quién soy yo para negar el perdón a quien públicamente está dando muestras de arrepentimiento?
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Este escrito está hecho a partir de la imagen que lo ilustra y debía tratar sobre un pintor que tuviera una cicatriz, con un máximo de 500 palabras. Este ha sido el resultado. Deseo que os guste.
No todas las marcas se llevan sobre la piel.
Interesante.
Saludos,
J.
Muchas gracias, José A. por tu visita y por tus palabras.
Tienes razón, hay heridas muy profundas, que pueden cicatrizar gracias a la capacidad de perdonar.
Saludos
Muy buen relato, Ana. Me gusta ese conflicto alrededor del tema de la culpa y el perdón. El lector, que al leer esa agresión ya empieza a afilar el cuchillo contra ese pintor, de repente observa ese giro que nos hace reflexionar sobre la manera de superar infamias como esa. ¿Qué castigo se puede infringir a quien da muestras de arrepentimiento? Muy buena manera de hacer pensar al lector, Ana. Un abrazo!
Muchas gracias, David, por encontrar tiempo para pasarte por aquí y dejar tu comentario.
Sabes que tus palabras tienen un gran valor para mí.
Un fuerte abrazo.
Cuando sabemos perdonar de verdad nos liberamos de mucho sufrimiento, es cierto. ¡Pero cuanto nos cuesta a veces perdonar de verdad! y aún cuando lo hacemos no olvidamos.
No es el caso de esta historia que tu cuentas y que habla del maltrato a las mujeres, pero yo a veces en esta reflexión sobre el perdón me planteo las diferencias entre decir “lo siento” o perdóname”
El tema da para mucho (…)
Abrazos Ana
Hola, Elena. Como bien dices el tema da para mucho.
A mi entender, pedir perdón aligera la carga de quien lo pide implícita o explicitamente y ennoblece a quien es capaz de concederlo. Incluso, creo que el perdonar no tiene por qué estar ligado a la acción de arrepentimiento. Son dos actos independientes. A veces, se necesita perdonar para poder seguir viviendo.
Un fuerte abrazo y gracias por comentar.
Temas complicados el perdón y el arrepentimiento. Supongo que son muchas las perspectivas y formas de entenderlo, pero la forma en la que cuentas ésta deja algo en lo que pensar.
De eso se trata, Tali, de dar pinceladas en el blog, para que cada cual vaya pintando su propio cuadro mediante la reflexión.
Me alegra ver que te has dado una vueltecita por el blog, puedes volver cuando quieras.
Un abrazo.
Hola, Ana.
El mundo de los artistas plásticos se rige por otras reglas. Un malagueño como Picasso fue un maltratador. En tu impecable texto se desprende que no valoró los sentimientos de la joven modelo. Hay una redención al final, pero me pregunto si ella lo logrograría superar con el paso de los años.
Sigue escribiendo porque tienes talento. Un saludo.
Estela, veo que te has paseado por los “jardines de mi casa”, cosa que me alegra mucho. Estás invitada a volver cuando quieras.
La joven modelo seguro que lo superó gracias a su capacidad de perdonar.
Agradezco mucho tus palabras de aliento.
Un fuerte abrazo.
El Arte, de cualquier tipo a mi modo de ver es incompatible con cualquier atisbo de violencia gratuita, como es el caso del artista plástico protagonista. Por suerte, es éste un relato ficticio.
Me asombras, Ana con tu fértil imaginación. En tu haber ya tienes dos libros, señal de “Nena, tu vales mucho” como decía Tola.
Mi admiración, por siempre más incondicional. Un beso.
Hola, Lola. Siempre consigues sonrojarme con tus generosas palabras. Solo son dos libritos y sí, he de reconocer que ideas hoy no faltan, pero necesito aprender mucho más para ser capaz de expresarlas como me gustaría.
Y en relación con el pintor, tienes razón, pero donde presenté el relato exigían una cicatriz y se me ocurrió esto.
Un fuerte abrazo, compañera de letras y buen verano.