ABSURDAMENTE PREOCUPADOS
—Sol, ahora que nadie nos oye, te diré que estoy preocupada. —¿Por qué, Luna? —Porque nuestra amita está leyendo un libro peligroso —¿Cómo lo sabes? —Ayer la observé desde el patio y vi que sacaba el pañuelo para secarse las lágrimas y se ponía la mano en el estómago. —Pues, la tendremos que…