
SUPERANDO MIEDOS
Sus manos me acariciaban mientras hablaba de un viaje a las estrellas que debía emprender en solitario. No la creí, pensé que era una QUIMERA; estaba tan débil y los astros tan altos…
Dormíamos juntos. Al despertar ella me llamaba y yo, ronroneando, frotaba mi cabeza por su cara y por sus brazos.
Aquella mañana no escuché su voz. Extrañado miré su rostro y comprendí. La velé hasta que llegó la cuidadora. Cuando la ocasión se presentó, salí de allí sin esperar a que me echaran.
Vagué sin rumbo, sumido en la tristeza. Al anochecer alcé los ojos por si podía verla, pero el cielo estaba oculto por la niebla. Aterido, decidí introducirme por una gatera que me condujo a un almacén de disfraces y sombreros; un lugar extraño que husmeé con INUSITADA cautela.
De pronto, unas voces me asustaron. Nunca había oído hablar así. Mi querida protectora había IMBUIDO mi corazón de valores y era un buen momento para demostrarlo.
—Tú, paleto ¡sal de ahí! Recuerda que yo dicto las normas en esta zona —gritaba un sombrero de ala ancha.
—¡Déjalo tranquilo! —decía alguna voz alejada, aunque la mayoría coreaba al chulo de turno.
—Nosotros somos elegantes, pero tú tienes pinta de pueblo —afirmó una chistera altanera.
—Yo he cruzado los mares junto a mi amo —añadió orgulloso un bombín.
—¡Dejad de molestarlo! —acerté a decir en tono mediador.
Todos me miraron. Aunque mis patas temblaban, ericé mi pelo y me hice tan grande como el disfraz de gorila que había a mi lado; bueno, quizás no tanto…
El bravucón preguntó sorprendido.
—¿Quién eres y qué haces aquí?
—Soy un felino y, si ofendes al humilde sombrero, perderás tu bonita apariencia entre mis afiladas uñas y mis largos colmillos.
—¡Oh! —exclamaron todos impresionados.
Los insultos amainaron y volví a mi escondrijo.
Al amanecer, abandoné aquel lugar sin tener claro si aquel hecho fue real o producto de un mal sueño.
Al poco tiempo me crucé con una hermosa gata, nos olisqueamos y en su mirada vi que le gustaba como amigo.
****
*Dedicado a los amantes de los gatos.
En este reto se exigían las palabras que están en mayúscula.
Muy bien, Ana. Muy imaginativo aunque al principio temí una historia más triste de lo que realmente ha sido. Desde que Laika me acompaña, vivo sin vivir en mí.
Hola, Amilcar.
¿Cómo estás?
Me alegra mucho tu visita y tu comentario.
LaiKa ¿es perrita o gata?
Difícilmente verás un relato mío que termine mal. Como poco siempre hay un rayito de esperanza. En este caso es el encuentro con una gata ¿quien sabe lo que puede surgir de ahí? jeje.
A ver si me paso por tu blog un día de estos.
Un abrazote.
Pues has superado el reto con nota. Has elaborado un relato bueno, bonito y … tierno. ¿Creías que iba a decir barato? Pues no. Yo trambién puedo jugar al despiste, como has hecho tú al inicio de este cuento, jajaja.
Un abrazo.
Hola, Josep María.
¡Gracias por la nota! Jeje.
No me has despistado, barato es lo que tocaba, pero ya te conozco un poquito y no es tu estilo.
Tengo preparado un escrito que me inspiró una foto que tu publicaste. No te diré cual, como sueles leer mis escritos, cuando lo veas lo reconocerás.
He asomado la cabeza en MeWe, habló nuestro amigo Pedro de ello y allá que me fui. Estoy más perdida que el gato del cuento en el almacén de sombreros y disfraces. Espero superarlo tan bien como él. Te he buscado, pero no estabas. La verdad es que no soy de redes sociales,pero he conocido personas interesantes a las que nos une el placer de escribir.
Un abrazo en esta tarde de domingo.