NO HAY ATAJOS EN LA EVOLUCIÓN
Si se pudiera presumir de los defectos, yo sería muy presumida. Sobre todo, alardearía de mi disposición a dar consejos. ¡Madre mía, qué arraigada la tengo! Puedo prometer y prometo que, cuando lo hago, dentro de mí no hay ni un ápice de superioridad. No, no es eso, aunque en ocasiones lo pueda parecer. Son…